viernes, 2 de octubre de 2009

¿A quién se parecerá el bebé?


¿Cómo será mi bebé? Esta suele ser una de las preguntas más frecuentes que se suelen hacer los padres durante el embarazo.

Durante este tiempo, es muy común imaginarse como será su carita, o que carácter tendrá: ¿Tendrá la boca de papá? ¿La nariz de mamá? ¿De qué color serán sus ojos? ¿Y su pelo?
Pero, lo cierto es que debido a las múltiples combinaciones de ADN que pueden tener lugar en el momento de la fecundación, el azar puede jugar a su antojo, haciendo que responder a esas preguntas sea bastante complicado. ¿Sabíais que una sola pareja podría tener unos 70 billones de bebés diferentes? Y es que cada célula de un ser humano posee sobre 80.000 genes distintos, de los cuales la mitad han sido aportados por la madre y la otra mitad por el padre. Son tantos, que incluso si una pareja tuviera 10 hijos, todos podrían llegar a ser totalmente diferentes unos de otros.
Por eso no es de extrañar que ningún miembro de tu familia sea el retrato idéntico de uno de sus padres o una réplica exacta de su hermano o de su hermana (excepto en el caso de los gemelos idénticos, claro, los cuales proceden de un solo huevo compuesto por los mismos 46 cromosomas).

Cada bebé recibirá un 50 % del patrimonio genético de su padre y el 50% de su madre,  por lo tanto también recibe herencia genética de sus abuelos en una  proporción de 25%-25% por parte de los abuelos maternos y  25%-25% por parte de los paternos.
Dentro del patrimonio genético de cada persona, hay una parte que se manifiesta y otra que no es visible, pero que puede transmitirse a generaciones posteriores.
Lo cual explica que dos padres de ojos marrones puedan tener un bebé de ojos azules.

Aunque a este hecho se le puede dar una explicación más técnica:
Los cromosomas van siempre de dos en dos: uno se hereda del padre y el otro de la madre. De modo que la mitad del patrimonio genético del bebé es de su padre y la otra mitad de su madre. Por lo que cada uno de los genes está  presente por partida doble. ¿Qué genes ganaran? Retomemos el ejemplo anterior. Supongamos que el niño hereda el gen paterno del color marrón y el gen materno del color azul. Hay más posibilidades de que sus ojos sean marrones, ya que el marrón es un carácter “dominante” y el azul es “recesivo” (porque no va a poder transmitir su mensaje, en este caso, el color azul). Si los dos padres tienen los ojos marrones, reforzaran ese carácter dominante, por lo que es muy probable que su hijo tenga los ojos marrones. Pero como ya se ha dicho, debido a la contribución genética de los abuelos del bebé, este puede llegar a tener los ojos azules ya que podría haber heredado de ellos el gen portador del color azul.

El conjunto de todos esos genes conforma nuestro patrimonio hereditario, nuestro mapa genético, de modo que el color de su pelo, la forma de sus manos, su inteligencia, temperamento e incluso la tendencia a desarrollar ciertas enfermedades, son algunas características que los padres pueden ofrecer a sus hijos y es fruto de la historia evolutiva de las generaciones que lo precedieron.

Así que, en definitiva, es prácticamente imposible responder a la pregunta: ¿Cómo será mi bebé?  De hecho, no tiene mucho sentido cuestionárselo antes de nacer porque una vez nazca, los padres podrán comprobar que ni siquiera viéndolo la gente se pone de acuerdo. La familia del padre verá que es idéntico al padre, y la de la madre dirá que más igual a la madre no puede ser. Aunque también hay excepciones en el que ambas familias se ponen de acuerdo como por ejemplo con el hijo de una amiga, el cual más parecido al padre no puede ser.

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